Como me dueles, México

Hoy vi uno de los espectáculos más hermosos que he visto en mi vida, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández en el Palacio de Bellas Artes.

El show empieza cuando caminas por la alameda para llegar al palacio. Pasar por el hemiciclo a Juárez, por los árboles verdes después de la temporada de lluvia y por las hermosas esculturas que finalmente te dejan en Bellas Artes. El Palacio de Bellas Artes es una obra maestra en sí mismo, pero lo que alberga lo hace aún más maravilloso. En el palacio de bellas artes puedes ver algunos de los mejores espectáculos culturales, especialmente de música clásica, ópera y danza.

Para una entusiasta del ballet y de mi país, el Ballet Folklórico es uno de los espectáculos más majestuosos. A través del baile se representan las tradiciones, trajes típicos y música que distingue a nuestro país. Es una forma de conservar las tradiciones y mantenerlas vivas en las nuevas generaciones. Pero el espectáculo, aunque fue maravilloso, no es el tema de hoy.

El problema empieza cuando después de ver tanta belleza sales de Bellas Artes y encuentras todas las esculturas cubiertas en plástico. ¿Plástico? ¿Para qué? Y después de voltear a ver la plaza te das cuenta de los 43 cuadros con los retratos de los 43 normalistas desaparecidos, todo empieza a quedar claro. La marcha. La marcha que habrá después del problema que hubo en ciudad universitaria. ¿Y, el plástico? El plástico es para resguardar a las esculturas del grafiti y los daños que sufrirán cuando comience la manifestación.

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Este es el momento en el que pienso, “Como me dueles, México.”  Como me dueles y como me lastima la situación en la que estas. Como me duele pensar que siendo un país tan maravilloso, tan rico, tan diverso y tan hermoso tenemos tantos problemas. Como me duele pensar en la situación en la que nos encontramos y me duele aun más pensar en cómo lidiamos con ella. Una marcha más, una marcha en la que no se estarán manifestando pacíficamente nuestras ideas, una marcha que dejara sus rezagos en las obras de arte y monumentos de nuestra ciudad. Una marcha más en la que en vez de intentar llegar a un diálogo pacífico y para poder expresar nuestras ideas y opiniones y posiblemente lograr un cambio, la ciudad será destruida nuevamente.

Basta con caminar por paseo de la reforma para ver las huellas de los grafitis desde la Diana hasta el Palacio. Estos monumentos tienen suerte, ya que hay quien los despinta. Pero hay edificios que no son tan suertudos y terminan como este.

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¿Y, por qué terminan así? Porque en México creemos que manifestarnos implica destruir todo lo que queda a nuestro paso, dañar la propiedad civil para llamar la atención del gobierno. ¿Es esta la forma de cambiar a México? ¿Es esta la forma de llamar la atención? Destruyendo los comercios de los civiles, acabando con el patrimonio cultural de nuestro país, dañando todo lo que hay a nuestro paso. Es penosísima la situación en la que se encuentra mi hermoso país, pero me enoja tanto que esta sea la forma que muchos creen es la adecuada para mejorar la situación. La violencia sólo nos llevará a más violencia y la destrucción a más destrucción.

Salir del Palacio de Bellas Artes y encontrar las estatuas cubiertas en plástico y el Hemiciclo a Juárez cubierto en cinta para intentar protegerlo me llena de tristeza. Me duele pensar que esta es la situación en la que estamos viviendo. Me duele pensar que una marcha para buscar justicia termine en destrucción. Me dueles, México, me dueles muchísimo.